Perfil del tutor académico en el nivel medio superior de la UAEMéx
Una aproximación desde la configuración de los tutores
Profile of the academic tutor at the upper secondary level of the UAEMéx
An approach from the configuration of the tutors
Beatriz Moreno Guzmán. morenoguzmanb@yahoo.com.mx
María del Socorro Sandoval Montenegro. sandoval.ssm@gmail.com
Jaime Velázquez González. jaimevg62@hotmail.com
Danhia Ivonne Tornell González. d.tornell@hotmail.com
Universidad Autónoma del estado de México. México
Recibido: 21/07/2021
Aprobado: 11/01/2022
Resumen
La investigación se planteó como objetivos: Conocer el perfil del tutor académico en el Nivel Medio Superior, desde la perspectiva teórica y la configuración de los tutores; así como: Perfilar las competencias que requiere un docente para poner en práctica la acción tutorial. Las preguntas de investigación fueron las siguientes: ¿Qué competencias profesionales y personales componen el perfil del tutor, para poner en práctica la acción tutorial? ¿Qué capacidades, competencias, cualidades y actitudes requiere el docente para desempeñar la función de tutor académico? ¿Qué conocimientos requieren los docentes para complementar su formación, y acercarse al perfil idóneo como tutor académico?
El método empleado fue el Estudio de casos y los instrumentos: la investigación documental y un cuestionario de preguntas abiertas, el cual fue aplicado a una muestra de 333 tutores de los diferentes planteles del bachillerato de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Los resultados muestran cierta tensión o falta de articulación entre la configuración de los tutores y los planteamientos teóricos, donde el tutor se centra más en el ámbito académico y el apoyo escolar; mientras que en la teoría el perfil del tutor es más integral y abarcador, incluyendo elevadas funciones. Se concluye que es necesario fortalecer el perfil del tutor a través de la capacitación actualizada, constante y permanente.
Palabras clave: Tutoría académica, funciones, perfil del tutor
Abstract:
The objectives of the research were: To know the profile of the academic tutor at the Upper Secondary Level, from the theoretical perspective and the configuration of the tutors; as well as: Outline the skills required by a teacher to implement the tutorial action. The research questions were the following: What professional and personal skills make up the profile of the tutor, to put the tutorial action into practice? What skills, competencies, qualities and attitudes does the teacher require to perform the role of academic tutor? What knowledge do teachers require to complement their training, and approach the ideal profile as an academic tutor?
The method used was the Case Study and the instruments: documentary research and an open question questionnaire, which was applied to a sample of 333 tutors from the different high school campuses of the Autonomous University of the State of Mexico.
The results show a certain tension or lack of articulation between the configuration of the tutors and the theoretical approaches, where the tutor focuses more on the academic field and school support; while in theory the profile of the tutor is more comprehensive and encompassing, including high functions. It is concluded that it is necessary to strengthen the tutor’s profile through updated, constant and permanent training.
Key words: Academic tutoring, functions, tutor profile
Introducción
En la actualidad resulta necesaria una acción tutorial implicada en el acto educativo, capaz de atender a los alumnos de manera integral, prepararlos para la resolución de problemas, y la toma de decisiones, el desarrollo del pensamiento crítico y el trabajo en equipo, para ello resulta indispensable la figura de un docente que posea ciertas cualidades, habilidades y conocimientos que le permitan guiar, orientar, brindar ayuda y acompañamiento a los estudiantes durante su trayectoria escolar.
Martín, et al. (2012), afirman que la educación en nuestros días no tiene como único objetivo la adquisición de conocimientos propios de cada asignatura; la educación también es formación personal, aprendizaje de la convivencia, desarrollo de espíritu crítico y del sentido de ciudadanía responsable. Es una tarea en la que los tutores prestan una atención especial y dedican de modo específico un tiempo para la formación integral de los estudiantes.
Hoy nos interesa el ser humano, el individuo y su desarrollo personal, social y profesional, en términos de cambio, con un carácter proactivo. De este modo, recobra importancia el proceso formativo del sujeto, del que se ocupa precisamente la tutoría académica (Quintanal y Miraflores, 2013).
La tutoría por lo tanto establece en los centros educativos un segmento esencial de la organización docente, al dar respuestas desde la misma a los asuntos educativos, curriculares, axiológicos, morales o relacionados con la vida y los modelos familiares. Su acción traspasa los muros escolares, y sirve de puente entre lo que el alumno aprende dentro y fuera de la institución. Su finalidad principal es hacer la educación más personalizada, y conseguir la plena integración de los estudiantes en la sociedad (Pantoja, 2013).
Por todo lo anterior, es preciso contar con una figura de apoyo que favorezca el desarrollo integral de los estudiantes y contribuya a disminuir los índices de reprobación y abandono escolar.
Tomando en consideración lo anterior la presente investigación se planteó como objetivos: Conocer el perfil del tutor académico en el Nivel Medio Superior, desde la perspectiva teórica y la configuración de los tutores; así como: Perfilar las competencias que requiere un docente para poner en práctica la acción tutorial. Las preguntas de investigación formuladas fueron las siguientes: ¿Qué competencias profesionales y personales componen el perfil del tutor, para poner en práctica la acción tutorial? ¿Qué capacidades, competencias, cualidades y actitudes requiere el docente para desempeñar la función de tutor académico? ¿Qué conocimientos requieren los docentes para complementar su formación, y acercarse al perfil idóneo como tutor académico?
Desarrollo
Actualmente el SITUA (Sistema Institucional de Tutoría Académica ), afirma que el tutor será un docente destacado y comprometido que le otorgará a los estudiantes los apoyos necesarios para un buen desarrollo escolar, profesional y personal, canalizándolos a asesorías disciplinarias, cursos disciplinarios y/o talleres de desarrollo de habilidades propias de cada programa educativo, Así mismo el desarrollo de métodos de estrategia de estudio y una orientación personalizada para mejorar su desempeño académico (SITUA, 2016).
Hoy día se ha desarrollado un fundamento teórico profundo sobre la Tutoría Académica y la figura del tutor, su rol se ha identificado como aquella persona que contribuye con su experiencia a que el alumno adquiera las competencias que el Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) define como perfil de egreso, pero también se ha descrito como el docente que orienta, guía y posee un alto grado de confiabilidad.
Tomando en cuenta lo anterior, el fundamento teórico de la presente investigación es el Constructivismo, que se basa en la idea de que lo esencial en la enseñanza es la participación del estudiante en el proceso del aprendizaje. Dentro del enfoque constructivista, el profesor, más que ser el “trasmisor” de la información, se convierte en un promotor de las capacidades del alumno para aprender por sí mismo (García, 2010).
Vygotsky afirma que el aprendizaje se da cuando la persona interactúa socialmente. Una de las principales aportaciones de Vygotsky al Constructivismo es el planteamiento de la Zona de Desarrollo Próximo, en donde hay una situación en la que tanto el alumno como el docente actúan de manera conjunta para cumplir ciertos propósitos; el docente ayuda a llegar al alumno más lejos de lo que él podría hacer solo (García, 2010).En este sentido, el tutor cumple con lo establecido por la ANUIES (2011), al referir que la tutoría consiste en un proceso de acompañamiento durante la formación de los estudiantes, que se concreta en la atención personalizada a un alumno o grupo reducido de alumnos.
Moncada y Gómez (2012), refieren que, en su papel de orientador, el tutor debe estar cerca del joven, ser accesible y respetuoso de la individualidad de los estudiantes, lo que favorece la interacción docente-alumno. Para estos autores el acompañamiento tutorial debe posibilitar que el alumno crezca en sus intenciones de generar en sí mismo el poder y la autoconfianza de salir adelante en una proyección de vida que impactará en su bienestar propio y en el de su entorno. Si el tutor planifica los procesos de enseñanza y de aprendizaje, los ubica en contextos disciplinares, curriculares y sociales amplios, e identifica los conocimientos previos y las necesidades de formación de los estudiantes, para desarrollar estrategias y avanzar a partir de ellas, estará cumpliendo con lo establecido en la RIEMS, pero al mismo tiempo con lo planteado por Ausubel.
La acción tutorial y la figura del tutor académico
En la actualidad son distintas las concepciones que los autores aportan sobre la tutoría. Así tenemos que, Torrego, et al. (2014), afirman que hablar de tutoría es hablar de educación; cuando se piensa en la figura de un buen docente, se piensa en alguien que les enseña a los alumnos, que les sirve de guía, que les orienta, que les apoya, que les conoce bien, que se preocupa por su bienestar personal, alguien quien entiende la educación en un sentido más amplio e integral, que considera que su función es contribuir a formar personas que sepan vivir en sociedad, que se preocupan por ellos, pero al mismo tiempo por los demás y que sean capaces de contribuir a mejorar el lugar en el que habitan.
Cuando nos referimos a esta figura, estamos hablando del Tutor, que con su experiencia y vocación, pero sobre todo con el conocimiento y las competencias profesionales y personales que le distinguen es capaz de llevar a cabo la función encomendada para esta noble labor.
García, et al. (2010), conciben a la tutoría como el quehacer profesional, que, apoyando, diseñando y previniendo situaciones, procura el desarrollo de los tutorados atendiendo a las diferentes dimensiones que incidan en lo educativo, con la finalidad de generar, orientar y articular los esfuerzos de los diversos participantes.
Pantoja (2013), a su vez señala que la tutoría es un modo de intervención, para detectar necesidades de apoyo, e implementar diferentes medidas de acción que contribuyan a favorecer las circunstancias personales y grupales de los alumnos. Pero que todo esto configura un perfil profesional, no exento de cierta complejidad, que debe de tener una formación específica en los planes de estudio; al respecto Quintanal y Miraflores (2013), afirman que la formación, durante todo este tiempo ha estado más orientada hacia la trasmisión de conocimientos que a las necesidades personales de sus protagonistas. Finalmente, Torrego, et al. (2014), retoman todos los elementos anteriormente citados por los diferentes autores y define a la tutoría de la siguiente manera:
La tutoría es un recurso de calidad para la educación, que trata de asegurar el buen desarrollo del proceso formativo de los alumnos, contemplando de una manera global e integrada a los distintos aspectos (personales, sociales, académicos) que conforman su evaluación y teniendo en cuenta los distintos contextos en los que se desenvuelven y por los que se ven influidos (escolares, familiares, sociales). Nadie pone en duda en este momento la gran importancia que tiene una buena tutoría en los resultados académicos y en el clima de convivencia de un grupo-clase (p. 11).
Ahora bien, para poner en marcha todo lo citado anteriormente es indudable considerar primeramente que la tutoría debe ofrecerse a los alumnos durante toda su escolaridad, formar parte de la actividad docente, ser especifica de acuerdo a las particularidades de los alumnos y lograr la autonomía para que los estudiantes tomen sus propias decisiones, para lo cual es necesario la presencia y acción de una figura que se responsabilice, que coordine y desarrolle de forma directa las tareas antes mencionadas y ésta es precisamente la figura del tutor; quien según Martín, et al. (2012), es quien asume en gran medida tareas que van más allá del seguimiento académico de los estudiantes, es quien los acompaña a lo largo del curso escolar y supervisa los procesos individuales de los alumnos para establecer estrategias de apoyo y mejora que impacten en el grupo escolar.
El tutor es el profesional que coordina toda la acción educativa en cada uno de los alumnos de un grupo-clase. Es el capitán que debe trazar el rumbo, evitando los peligros para llegar a buen puerto (González y Solano, 2015). Para cumplir con la labor del tutor, resulta necesario contar con ciertas competencias que contribuyan a un perfil que le permita al docente, desempeñar la función académica y desarrollar en los alumnos las capacidades necesarias para que éste alcance el éxito escolar. Inostroza citado en Moncada y Gómez (2012), establecen algunas competencias fundamentales en el quehacer del tutor, como son:
Torrego, Gómez, Martínez y Negro (2014), resumen las competencias que definen el perfil del tutor en ocho ideas claves que le permitirán llevar a la práctica de manera eficiente la acción tutorial:
La práctica docente del tutor se encuentra inmersa en el contexto educativo; sin embargo, sus funciones van más allá de la labor áulica. El tutor debe desarrollar las competencias antes mencionadas para desempeñarse de una manera preventiva, eficiente, pertinente y sobre todo trascendente en los alumnos. Bernal y Teixidó (2012), identifican diez competencias que cualquier docente en el siglo XXI, sin importar el área en la que se desempeñe, debe dominar y aplicar en su práctica docente, las cuales coinciden ampliamente con las mencionadas por Torrego, et al. (2014).
Se puede cubrir el perfil docente si existe un compromiso consigo mismo y una motivación para innovar cada día el proceso educativo. Se observa que en algunos casos no es cuestión de aptitud sin no de actitud. El proceso de formación docente debe ser continuo, nunca se puede aseverar que se ha concluido la actualización e innovación en los procesos educativos, siempre habrá necesidad de transformarse e implementar cambios acordes a las demandas de la sociedad del siglo XXI.
Zabalza (2017) afirma que todos los profesores necesitamos un conocimiento profesional de la docencia, es nuestro trabajo y llevarlo a cabo en condiciones adecuadas exige saber de él, sobre su teoría y su práctica con una cierta profundidad. Para poder desempeñarse como tutor académico es indispensable entender la esencia de la tutoría, esto nos permitirá hacer un análisis de las actitudes, habilidades y conocimientos que se deben poseer para ser un tutor que reúna las competencias necesarias para desempeñar su labor en el nivel medio superior de la UAEM.
Evidentemente todas las competencias y cualidades no se producen de forma directa, precisan de una formación inicial y permanente, que incluye contenidos específicos de conocimientos sobre la adolescencia, la dinámica de grupo, herramientas para la mejora de la convivencia, estrategias para los procesos de enseñanza-aprendizaje, intervención, familiar, etcétera.
Si se reconoce el papel clave que juega la tutoría en la educación, se identifica que es necesario seguir insistiendo en que esta formación sea una realidad en los planes de formación del profesorado, de tal manera que los docentes dispongan de los conocimientos necesarios para desarrollar adecuadamente esta compleja pero muy importan tarea.
La tutoría en el nivel medio superior de la UAEM
El Sistema Institucional de Tutoría y Asesoría SITUA (2016), mediante el soporte tecnológico del Sistema de Información de Tutoría Académica y Asesoría (SiTAA), se constituyen actualmente en recurso y estrategia fundamental para detectar, atender, dar seguimiento y solucionar los problemas, necesidades e inquietudes para la formación integral en la UAEM. Los propósitos principales de la tutoría en el nivel medio superior son:
De acuerdo con la ANUIES (2011), la tutoría consiste en un proceso de acompañamiento durante la formación del estudiante, que se concreta mediante la atención personalizada a un alumno o grupo reducido de estudiantes por parte de académicos competentes y formados para esta función, los cuales se apoyan conceptualmente en las teorías del aprendizaje, más que en las de enseñanza.
En este sentido, el tutor es el docente encargado de fomentar el desarrollo integral del estudiante, desde el ingreso hasta el egreso en el bachillerato, brindando orientación, asesoría, canalización y seguimiento. El tutor es un docente innovador y un agente catalizador del cambio, pues fortalece el proceso de enseñanza y aprendizaje, impulsa el trabajo colaborativo y cooperativo entre los cuerpos docentes, y fortalece el desarrollo de las competencias de los estudiantes de Educación Media Superior (SEP, 2011).
El tutor está obligado a desempeñar un papel significativo en los proyectos académicos, su función está encaminada a incrementar los resultados escolares de los alumnos, a través de estrategias adecuadas que le permitan a los mismos hacerse responsables de su situación y encontrar los mecanismos apropiados para lograrlo, con la guía y acertada orientación o canalización que el tutor pueda hacer en el momento oportuno. Cabe destacar que en la actualidad no se cuenta con un perfil específico en el Nivel Medio Superior que defina con precisión las competencias profesionales y personales con las que debe contar el docente que se desempeñe como tutor académico, con lo que se cuenta es con los requisitos para ser tutor los cuales se citan enseguida:
Como se puede observar, algunas competencias están implícitas en los requisitos para ser tutor; sin embargo, es necesario considerar y retomar lo que nos marcan autores como Quintanal y Miraflores (2013); Martín, Puig, Padrós, Bernal y Teixidó (2012); Torrego (2014) y González y Solano (2015), entre otros, relacionado con las competencias que el docente debe poseer, desarrollar o adquirir para poner en práctica la acción tutorial.
La investigación partió del enfoque de la investigación cualitativa, la cual trata de identificar, básicamente, la naturaleza profunda de las realidades, sus estructuras dinámicas, aquella que da razón plena de su comportamiento y manifestaciones (Martínez, 2011).
Se partió de las siguientes definiciones conceptuales:
Perfil: Conocimientos, capacidades, competencias, cualidades y actitudes que reúne una persona para desempeñar un trabajo determinado.
Tutor: Es el profesional encargado de fomentar el desarrollo integral del estudiante, desde el ingreso hasta el egreso en el bachillerato, brindando orientación, asesoría, canalización y seguimiento, con el objetivo de contribuir al abatimiento de los índices de reprobación y deserción.
Perfil del tutor: Conjunto de conocimientos, habilidades, capacidades, destrezas, cualidades y actitudes que el docente debe poseer para desempeñarse como tutor.
Como Subcategorías se consideraron: Funciones del tutor académico; Competencias personales y profesionales del docente para la acción tutorial y Necesidades de capacitación en el plano profesional y personal.
Métodología
El Diseño de la investigación fue el estudio de caso, al que Yin (1994), define como una investigación empírica que pone en claro un fenómeno contemporáneo en su contexto real, donde los límites entre el fenómeno y el contexto no se muestran de forma precisa, y en él, que múltiples fuentes de evidencia son utilizadas. Para la presente investigación se utilizó un estudio de caso único, global, descriptivo, según la tipología de Rodríguez, et. al. (1996); en la que participaron los planteles que integran la escuela preparatoria de la UAEM.
Técnica e instrumento de recolección de datos
La técnica empleada para la obtención de información fue un cuestionario de preguntas abiertas, autoadministrable, para ser respondido de manera electrónica (Microsoft Forms) por el tutor; el cuestionario se estructuró en cuatro apartados, la primera parte incluyó preguntas referentes a la definición de tutoría, la segunda parte preguntas relativas a las actitudes y habilidades del tutor y la tercera y cuarta parte a la formación profesional y los conocimientos requeridos por el tutor. El instrumento fue sometido a una validación de contenidos mediante la aplicación de una prueba piloto a un grupo equivalente de tutores. De esta manera se pudieron realizar las correcciones y cambios necesarios para la aplicación del cuestionario.
La muestra estuvo conformada por 333 tutores de los planteles de la Escuela Preparatoria de la UAEM; fue no probabilística y participaron los tutores activos en el periodo escolar 2020a. El procesamiento de los datos obtenidos a través del cuestionario se desarrolló en las siguientes etapas:
Resultados
Los resultados encontrados a través de la investigación documental y las respuestas de los tutores permitieron conocer el perfil del tutor académico en el nivel medio superior de la UAEM; después de realizar el análisis de los resultados, se encontró que la concepción que cada tutor tiene sobre la tutoría académica se relaciona en la mayoría de los casos con el promover la formación académica y brindar apoyo y acompañamiento a los estudiantes, como se muestra en la siguiente gráfica.
Después de la revisión bibliográfica de diversos autores como Pantoja (2013), García (2010), Moncada y Gómez (2012) y Torrego (2014), se determinó que el perfil del tutor debe estar constituido por una serie de competencias que abarcan los conocimientos, las habilidades y actitudes del docente-tutor, las cuales le permiten llevar a cabo la acción tutorial de manera óptima; de la misma manera, en las respuestas de los tutores se encontró que estos consideran en primer término que la tutoría académica tiene como función principal abatir el índice de reprobación, favorecer la eficiencia terminal y el rendimiento académico a través de la canalización y el seguimiento de los estudiantes, como se observa en la gráfica siguiente.
Las respuestas de los tutores coinciden en parte con la afirmación de Santos, et al. (2007), cuando refieren que la función del tutor es asegurar la permanencia de los alumnos a través de apoyos académicos oportunos y dar seguimiento a las dificultades especiales que presenten; sin embargo, estos autores van más allá del ámbito académico, refiriendo la función del tutor en el desarrollo integral de los alumnos sin descuidar las actitudes y habilidades sociales; lo que coincide con García (2010), cuando menciona que la labor del tutor es procurar el desarrollo de los alumnos atendiendo a diferentes dimensiones que inciden en lo educativo.
Lo anterior es completado por Torrego (2014), quien señala que la función del tutor es formar personas que sepan vivir en sociedad, que se preocupen por ellos, pero al mismo tiempo por los demás, contribuyendo a mejorar el lugar en el que viven. Lo que muestra que en la teoría el tutor es un docente que atiende la formación integral del alumno en sus diferentes dimensiones; por el contrario, los tutores se apegan más al ámbito académico.
En cuanto a las competencias necesarias para ejercer la acción tutorial, los docentes mencionaron como indispensables: actitudes, habilidades, características profesionales y conocimientos, como lo representan las gráficas que a continuación se exponen.
Los resultados encontrados muestran que las características anteriores constituyen las competencias necesarias para la acción tutorial, coincidiendo con Pantoja (2013), cuando refiere que el tutor debe contar con un perfil profesional que le ayude en su labor académica. Por otro lado las respuestas de los encuestados reflejan también las afirmaciones que hace Inostroza (citado en Moncada y Gómez, 2012), en relación a las competencias que debe poseer el tutor como son el compromiso ético, la comunicación de ideas, promover en el alumno la toma de decisiones para ser un agente de cambio, y que también se relacionan con los postulados de Torrego, et al. (2014), cuando afirman que el perfil del tutor debe estar integrado por cualidades, actitudes y conocimientos que le permitan planear su quehacer, contribuyendo de manera coherente en los proyectos de la institución.
Es de destacar que en las respuestas de los tutores no se menciona el trabajo colaborativo; sin embargo Bernal y Teixidó (2012) afirman que una de las competencias que cualquier docente debe poseer es el trabajo en equipo y la coordinación entre los maestros para trabajar en cooperación; otra de las competencias citadas por estos autores y que no se observa en las respuestas de los tutores es el establecimiento de relaciones interpersonales en la función docente, así como la integración de las tecnologías de información y comunicación en los procesos educativos, el uso de pizarras digitales en las aulas y ordenadores para facilitar el aprendizaje a través del uso de las TICS. Estos resultados seguramente están condicionados por el hecho de que aún no nos encontrábamos en el contexto de la pandemia de Covid 19 que como sabemos potenció y aceleró el uso de las herramientas digitales. Sin embrago, ya en el marco conceptual de la tutoría se enfatizaba en el uso de las mismas como un elemento fundamental.
En cuanto a las necesidades de formación (conocimientos), se encontró que los tutores consideran que la preparación debe estar encaminada a proveer a los docentes de información sobre temas que les permitan desempeñar eficientemente la acción tutorial, tales como: Conocimiento de la legislación universitaria, manejo del SITAA, gestión de calidad, adolescencia y juventud, entre otros. Llama la atención que un porcentaje muy bajo de los tutores consideran la capacitación en habilidades socioemocionales y estrategias y técnicas de estudio, lo que da cuenta de que ya las conocen y dominan o consideran otros aspectos más relevantes para su preparación.
Finalmente los autores consultados en la investigación coinciden en que el tutor debe ser aquella persona que se mantiene motivada, capaz de adaptarse, se muestra asertivo, es tolerante, respetuoso de las diferencias, con actitudes esenciales y éticas como asumir las consecuencias de sus propias acciones profesionales, capaz de analizar de forma crítica su propio trabajo, y llevar a la realidad sus proyectos, cuenta con un conjunto de valores humanísticos y de compromiso social y ético, hábil en la toma de decisiones, la negociación y la gestión, trabaja de manera colaborativa y posee conocimientos suficientes sobre las tecnologías de la información, su uso y aplicación, así como sobre la tutoría académica y su práctica.
Mientras que los docentes participantes en la investigación consideran que el tutor es el docente que se encarga principalmente del apoyo académico, es asertivo, maneja adecuadamente la comunicación, es una persona con apertura, posee conocimientos sobre la adolescencia y la juventud, apoya en la toma de decisiones a los alumnos, planea, organiza e investiga, posee licenciatura y certificación.
Los resultados muestran la necesidad de implementar un programa de formación para el desarrollo de competencias en los tutores, que brinde la información necesaria, actual y suficiente para evitar la improvisación de actividades, en palabras de Pantoja (2013) “la acción tutorial no es cuestión de voluntarismo, se requiere de un perfil profesional que deberá tener una formación específica en los planes de estudio, lo cual no ocurre en la actualidad”.
Conclusiones
La tutoría en los centros educativos representa una herramienta fundamental en la organización docente, sus implicaciones rebasan las paredes institucionales, pues sus objetivos primordiales son educar para la vida, desarrollar habilidades como la toma de decisiones, estrategias de aprendizaje autónomo, asesorar sobre opciones y alternativas; entre otras, para ello es importante contar con un perfil profesional que facilite el conocimiento e interés por la acción tutorial, que permita aplicar técnicas tutoriales concretas y participar de manera colaborativa con otros actores del proceso educativo, si bien la vocación es importante no es suficiente. Como afirman Mañú y Goyarrola (2011), llegar a ser docentes competentes no es una cuestión de mera fuerza de voluntad, se requiere una formación básica, altas dosis de actualización científica y didáctica permanente, y un interés profundo por el desarrollo de las personas.
Considerando el cambio significativo que exigió la pandemia de COVID 19 en las modalidades de educación y el papel destacado de la tutoría académica en este escenario, se propone realizar un nuevo estudio con fines comparativos, para analizar la forma en que la pandemia impactó al perfil del tutor en las nuevas modalidades de educación.
Referencias
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Mañú, J. y Goyarrola, I. (2011). Docentes competentes: Por una educación de calidad. Madrid: Narcea.
Martín, X., Puig, J.M., Padrós, M., Rubio, L. y Trilla, J. (2012). Tutoría. Técnicas, recursos y actividades. Madrid: Alianza.
Martínez, M. (2011). Ciencia y arte en la metodología cualitativa. México: Trillas.
Moncada, J.S. y Gómez, B. (2012). Tutoría en competencias para el aprendizaje autónomo. México: Trillas.
Pantoja, A. (2013). La acción tutorial en la escuela. Madrid: SÍNTESIS.
Quintanal, J. y Moraflores, E. (2013). Un modelo de tutoría en la universidad del siglo XXI. Madrid: CCS.
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Yin, R.K. (1994.) Case Study Research-Design and Methods, Applied Social Research Methods (Vol. 5, 2nd ed.) Series, Newbudy Park, C.A, Sage.
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